Miro tus ojos, me alejo
y me escondo,
detrás de la corteza
del árbol caído,
detrás de las estrellas
con su fulgor encendido.
Miro tus ojos, me veo,
me reflejo en su espesor infinito,
en la oscuridad de su mirada,
luz en el abismo.
Y si no me cristalizo
ni me reflejo en lo que he visto,
no percibo la esencia
de que existo.
Si no miro, como en un lago
profundo tu mirada perdida,
me escondo en el laberinto de Dédalo,
sin faroles, ni linternas
sin rumbo, ni sentido.
Busco en el portal
de tu mirada, ajena
ahora, a la luz de la mañana
a las gotas del rocío,
y al pájaro que canta
con el trino entristecido.
Busco, sin encontrar amigo.
Perdido en la inmensidad
de mi reflejo afligido.
Gracias Ale por este enorme regalo y por haberte cruzado en mi vida,
sigamos con esta amistad y compartamos experiencias gratas por mucho más tiempo,
te admiro por la gran persona que eres y por lo que hemos compartido juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario